Supone un reto desearte que los adoquines que tanto amaste en esos inviernos de inicio de década, adornen con ternura tu camino. Que los museos y paisajes de esa ciudad tan cruel de Santiago de Chile, evoquen los anhelos de ciudad que tanto engendraste en los anales de la consciencia adolescente. Ojalá que millares de rostros multicolores sepan contemplar tu efervescencia cuando un discurso de justicia empuñan tus labios y que esa, en su totalidad, sea la bandera de tu castillo entre los Andes. Que ese palacio imperial al que llames "hogar", tenga vistas privilegiadas en Agosto (tu mes) y que la nieve se cierne sobre tus párpados cuando recuerdes los años pasados; esa extraña agonía pandémica o la dulce sensación de un país en cambio. Ojalá que las paredes de ese palacio luzcan franqueadas por repisas coléricas de letras congeniadas armoniosamente y que en ellas aún hayan inscripciones de libertad. Que mires hacia atrás con una nostalgia controlada cuando los medios se pueblen de imágenes sobre mascarillas y vacunas o cuando esa canción sobre una bola de espejos (que espero de corazón no sea más la imagen sugerente de tu persona). suene en la radio o quien sabe en que artilugio nuevo estés probando.
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Supone un reto desearte que los adoquines que tanto amaste en esos inviernos de inicio de década, adornen con ternura tu camino. Que los museos y paisajes de esa ciudad tan cruel de Santiago de Chile, evoquen los anhelos de ciudad que tanto engendraste en los anales de la consciencia adolescente. Ojalá que millares de rostros multicolores sepan contemplar tu efervescencia cuando un discurso de justicia empuñan tus labios y que esa, en su totalidad, sea la bandera de tu castillo entre los Andes. Que ese palacio imperial al que llames "hogar", tenga vistas privilegiadas en Agosto (tu mes) y que la nieve se cierne sobre tus párpados cuando recuerdes los años pasados; esa extraña agonía pandémica o la dulce sensación de un país en cambio. Ojalá que las paredes de ese palacio luzcan franqueadas por repisas coléricas de letras congeniadas armoniosamente y que en ellas aún hayan inscripciones de libertad. Que mires hacia atrás con una nostalgia controlada cuando los medios se pueblen de imágenes sobre mascarillas y vacunas o cuando esa canción sobre una bola de espejos (que espero de corazón no sea más la imagen sugerente de tu persona). suene en la radio o quien sabe en que artilugio nuevo estés probando.
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