Una carta escrita el 26 de octubre de 2025

en Perú
cuando alguna vez te sentiste arruinado, una carta de tus sentimientos en la universidad 3er año, 2do semestre

✍️ Lo que aprendí cuando me sentí solo en la universidad Por Samir Entré a la universidad con una promesa: conocer a todos, ser amigo de todos, construir algo grande con ellos. Y durante el primer semestre, lo logré. Me sentía parte de algo. Me sentía visto. Me sentía acompañado. Pero semestre a semestre, los rostros se fueron. Las conversaciones se apagaron. Los saludos se volvieron breves, los encuentros escasos. Y yo, que había jurado no ser indiferente, empecé a pasar de largo. No por desprecio. Por dolor. Porque cada saludo que no se devolvía, cada mirada que no reconocía, me recordaba que ya no éramos los mismos. Me quedé atrás. Académicamente, emocionalmente, socialmente. Jalé cursos. Perdí ritmo. Perdí compañía. Y lo que más me dolió no fue el retraso, sino la sensación de que mi historia ya no importaba. Que mi diploma del colegio, mi esfuerzo, mi deseo de cambiar el mundo… se habían vuelto invisibles. Me paralicé. No por flojera. No por falta de sueños. Sino porque el miedo a volver a sentirme solo me congeló. Me encerré en la rutina: clases, equipos, tareas. Pero sin alma. Sin conversación. Sin esa chispa que me hacía sentir parte de algo más grande. Y entonces entendí algo que nunca me enseñaron en el colegio ni en la universidad: La educación no es solo avanzar. Es pertenecer. Es tener con quién compartir el camino. Aprendí que muchos como yo se sienten solos. Que el sistema premia la velocidad, pero olvida el acompañamiento. Que los que se quedan atrás no son menos capaces, sino más heridos. Y que si queremos una educación justa, humana, transformadora… tenemos que incluir a los que se sienten como yo me sentí. Por eso, hoy no escribo esto para que me tengan lástima. Lo escribo para que mi historia sirva. Para que los futuros sistemas educativos no solo midan logros, sino también vínculos. Para que haya espacios donde los estudiantes puedan decir: “Me siento solo” sin miedo a ser juzgados. Para que nadie tenga que desaparecer para sentirse libre. Porque yo no quiero desaparecer. Quiero reconstruirme. Quiero que mi dolor tenga propósito. Quiero que mi historia sea parte del cambio. Y si tú, que lees esto, alguna vez te sentiste como yo… te ofrezco mi compañía. No tengo todas las respuestas. Pero tengo la voluntad de caminar contigo. Porque nadie debería enfrentar la universidad —ni la vida— completamente solo.



By YoDelFuturo ®

Haz click aqui para escribirte mas cartas.







Una carta del 26 de octubre de 2025

en Perú
cuando alguna vez te sentiste arruinado, una carta de tus sentimientos en la universidad 3er año, 2do semestre

✍️ Lo que aprendí cuando me sentí solo en la universidad Por Samir Entré a la universidad con una promesa: conocer a todos, ser amigo de todos, construir algo grande con ellos. Y durante el primer semestre, lo logré. Me sentía parte de algo. Me sentía visto. Me sentía acompañado. Pero semestre a semestre, los rostros se fueron. Las conversaciones se apagaron. Los saludos se volvieron breves, los encuentros escasos. Y yo, que había jurado no ser indiferente, empecé a pasar de largo. No por desprecio. Por dolor. Porque cada saludo que no se devolvía, cada mirada que no reconocía, me recordaba que ya no éramos los mismos. Me quedé atrás. Académicamente, emocionalmente, socialmente. Jalé cursos. Perdí ritmo. Perdí compañía. Y lo que más me dolió no fue el retraso, sino la sensación de que mi historia ya no importaba. Que mi diploma del colegio, mi esfuerzo, mi deseo de cambiar el mundo… se habían vuelto invisibles. Me paralicé. No por flojera. No por falta de sueños. Sino porque el miedo a volver a sentirme solo me congeló. Me encerré en la rutina: clases, equipos, tareas. Pero sin alma. Sin conversación. Sin esa chispa que me hacía sentir parte de algo más grande. Y entonces entendí algo que nunca me enseñaron en el colegio ni en la universidad: La educación no es solo avanzar. Es pertenecer. Es tener con quién compartir el camino. Aprendí que muchos como yo se sienten solos. Que el sistema premia la velocidad, pero olvida el acompañamiento. Que los que se quedan atrás no son menos capaces, sino más heridos. Y que si queremos una educación justa, humana, transformadora… tenemos que incluir a los que se sienten como yo me sentí. Por eso, hoy no escribo esto para que me tengan lástima. Lo escribo para que mi historia sirva. Para que los futuros sistemas educativos no solo midan logros, sino también vínculos. Para que haya espacios donde los estudiantes puedan decir: “Me siento solo” sin miedo a ser juzgados. Para que nadie tenga que desaparecer para sentirse libre. Porque yo no quiero desaparecer. Quiero reconstruirme. Quiero que mi dolor tenga propósito. Quiero que mi historia sea parte del cambio. Y si tú, que lees esto, alguna vez te sentiste como yo… te ofrezco mi compañía. No tengo todas las respuestas. Pero tengo la voluntad de caminar contigo. Porque nadie debería enfrentar la universidad —ni la vida— completamente solo.



By YoDelFuturo ®

Haz click aqui para escribirte mas cartas.