Una carta escrita el 15 de enero de 2025

en Colombia
A mi Yo del futuro

A mi Yo del futuro… He de dedicar estas líneas que encierran entre ellas mi dulce esencia, Viajo al pasado recordando aquellos rostros llenos de nostalgia, paisajes y atardeceres vintage de mi cálido terruño. Alegrías coloridas desbordantes de las calles polvorientas de mi Arenosa, anegadas de ruidos melódicos con sabor a trópico y África, Ni que decir de las olas y palmeras danzantes movidas por las brisas de diciembre; hallándome allí recorriendo cada uno de los lugares en los que sentí el amor por primera vez. Levanto mi rostro al cielo y creo sentir olores reminiscentes y parezco deleitándome en el sabor y mezcolanza de los platos típicos caribeños. A mi Yo del futuro digo… que hoy a mis 50, desde este lugar entre brumas, verdor y montañas; este lugar que alguna vez me abrió sus brazos, me parece estar viviendo un resonante déjà vu de júbilo. Brindo ante el orgullo y la felicidad por los arduos años de lucha vividos, de los cuales han germinando nuevos frutos; por mi trabajo, por mi familia y por mis hijos. Por la esposa que Dios me eligió para caminar este destino; por las derrotas y triunfos, que han formado en mí una fuerte coraza. A mi Yo del futuro digo… vive con humildad el resto de esta existencia, dando siempre las gracias por el don divino, para hacer el bien en retribución a este mundo moribundo que con urgencia solo necesita de ti pequeños actos de amor, bondad y gallardía.



By YoDelFuturo ®

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Una carta del 15 de enero de 2025

en Colombia
A mi Yo del futuro

A mi Yo del futuro… He de dedicar estas líneas que encierran entre ellas mi dulce esencia, Viajo al pasado recordando aquellos rostros llenos de nostalgia, paisajes y atardeceres vintage de mi cálido terruño. Alegrías coloridas desbordantes de las calles polvorientas de mi Arenosa, anegadas de ruidos melódicos con sabor a trópico y África, Ni que decir de las olas y palmeras danzantes movidas por las brisas de diciembre; hallándome allí recorriendo cada uno de los lugares en los que sentí el amor por primera vez. Levanto mi rostro al cielo y creo sentir olores reminiscentes y parezco deleitándome en el sabor y mezcolanza de los platos típicos caribeños. A mi Yo del futuro digo… que hoy a mis 50, desde este lugar entre brumas, verdor y montañas; este lugar que alguna vez me abrió sus brazos, me parece estar viviendo un resonante déjà vu de júbilo. Brindo ante el orgullo y la felicidad por los arduos años de lucha vividos, de los cuales han germinando nuevos frutos; por mi trabajo, por mi familia y por mis hijos. Por la esposa que Dios me eligió para caminar este destino; por las derrotas y triunfos, que han formado en mí una fuerte coraza. A mi Yo del futuro digo… vive con humildad el resto de esta existencia, dando siempre las gracias por el don divino, para hacer el bien en retribución a este mundo moribundo que con urgencia solo necesita de ti pequeños actos de amor, bondad y gallardía.



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